
La
FIA ha encargado a un grupo de expertos analizar las posibilidades de aumentar el sonido de los propulsores, pero al parecer será más difícil de lo que se piensa. Las primeras propuestas se enfocaban en
modificar el tubo de escape, pero para ello habría que violentar el Reglamento Técnico vigente. Además, los motoristas no están dispuestos a alterar el escape para generar más sonido porque podría incidir negativamente en la fiabilidad.
Otra situación digna de estudiar es el límite de combustible ya que con un flujo regulado no se pueden aspirar altas revoluciones en todo momento, situación que atentaría contra la pretensión de un mayor sonido. Al respecto, los ingenieros Andy Cowell, de Mercedes, y Rob White, de Renault, coinciden en que no resulta sensato intentar
revertir las nuevas tecnologías para provocar más ruido, eso contradice la naturaleza de los motores híbridos.