El primer Gran Premio de los Estados Unidos en Austin ha sido un éxito abrumador. Les ha gustado a los pilotos, a los equipos, a los periodistas, a los televidentes (pues vimos bastantes adelantamientos tanto en zona de DRS como en zona sin DRS) y quizás lo más importante, a los aficionados. Es evidente, pero los números hablan por si solos, y cuentan la historia del mayor éxito de un circuito nuevo en la Fórmula 1 en muchos años.
Ya el viernes se veía en las cámaras de televisión que la cantidad de gente en las tribunas era más alta de lo habitual. Concretamente, según los datos oficiales, hablamos de 65.360 personas presentes en las gradas del trazado norteamericano el viernes. Un número muy elevado que tiene parte de su explicación en la cultura estadounidense de como se viven las carreras. Es habitual viajar desde lejos con una autocaravana hasta el circuito, entrar en él el jueves y salir solo el domingo, viviendo el espectáculo y las fiestas con otros aficionados.
Es quizás una forma de estrechar lazos entre fans, de conocer a gente nueva y, en definitiva, de pasarlo en grande. De ahí que mucha gente estuviera ya el viernes. A fin de cuentas, es parte de su forma de vivir las carreras. De hecho, la gente llega a estar la semana entera de las 500 millas de Indianápolis en el circuito. Si los números del viernes ya eran mayores que los de algunas carreras este año, el sábado mejoró aún más la situación, con 82.710 personas según el recuento oficial.
El inglés Lewis Hamilton (McLaren) logró su vigésima primera victoria en Fórmula Uno al ganar el Gran Premio de Estados Unidos, por delante del alemán Sebastian Vettel (Red Bull) y del español Fernando Alonso (Ferrari), indicó que «es un reto» medirse al líder del Mundial y a su monoplaza, pero que está muy contento por su victoria.
«Medirse a los Red Bull y a Sebastian siempre es un reto, pero lo hemos logrado», explicó Hamilton, campeón del mundo en 2008, firmó el cuarto triunfo de la temporada -después de los de Canadá, Hungría e Italia- en el recién estrenado Circuito de las Américas, en Austin (Texas).
Con esta victoria Hamilton suma cuatro en la temporada, una más que Fernando Alonso quien todavía mantiene vivas sus esperanzas por el título. El inglés partió segundo, pero fue adelantado por Webber en la salida, no obstante unas vueltas más adelante Hamilton recuperó su puesto original. Luego Vettel y Hamilton se enfrascaron en un batalla por largo tiempo con el Alemán teniendo al de McLaren en el retrovisor por largo tiempo, y sin poder sacárselo de encima. No fue sino hasta la vuelta 43, que con la ayuda del DRS y uno que otro rezagado que permitió se acercase lo suficiente, Hamilton pudo adelantar a Vettel al final de la recta larga.
«Superar a los dos Red Bulls en la carrera fue la mejor que me ha pasado. Los rezagados realmente entraron en juego hoy en día – y, por fin, se trabajaron en mi favor. A menudo me he visto atrapado cuando he tratado de pasar a través del tráfico, pero las cosas finalmente fueron por mi camino hoy.
«Cuando Seb [Vettel] se retrasó por un rezagado, yo sabía que tenía que aprovechar mi oportunidad, así que me revolucioné al máximo el motor como loco. A lo largo de la recta de atrás fui la parte externa, pero Seb cerró la puerta, así que me moví hacia el interior, y volvió hacia mí. Tuve mucha suerte, casi no había espacio.” Comentó Hamilton.
Los estadounidenses han acudido a la llamada de la Fórmula 1, y los compatriotas de Sergio Pérez acudieron en masa, con números que hablan de casi la mitad de aficionados viniendo desde México. Reconozco que yo mismo era un tanto escéptico antes del fin de semana, y aunque el circuito sigue sin acabar de convencerme al 100% como trazado para rodar solo (a diferencia de Spa-Francorchamps y Suzuka, por poner dos ejemplos que se entiendan), parece ser un gran circuito para hacer carreras.
El trabajo se ha hecho muy bien en el circuito, pero también en la promoción de la carrera en los días previos y en las semanas y meses antes. Los promotores han conseguido que los Estados Unidos estén verdaderamente emocionados con la vuelta de la Fórmula 1, elevando la carrera a la categoría de evento deportivo de importancia nacional, y ha funcionado. A diferencia de la época de Indianápolis, que siempre pareció un poco forzada, la de Austin parece genuina, y los gorros de Cowboy de Pirelli el domingo en el podio debieron acabar de convencer a los pocos americanos que faltaran.
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