A comienzos de junio, un anónimo envió una carta a diversas escuderías y a la prensa indicando la posibilidad de que Red Bull hubiese realizado un test secreto en las instalaciones que la firma AVL tiene en Graz. Poco a poco se fueron conociendo detalles y el test de seis días de duración, en el que Renault habría tratado de solucionar los problemas de refrigeración en sus motores, se realizó utilizando un monoplaza de Toro Rosso.
La investigación realizada por la FIA ya tiene resolución absolviendo tanto a Toro Rosso como a Renault de cualquier ilegalidad. El máximo organismo confirma que el banco de pruebas en el se celebró el test cumplía con la normativa actual. Desde Renault, en palabras de Remi Raffin, no entienden porque ha habido un caso con este asunto ya que simplemente realizaron el test en AVL ante la imposibilidad de realizarlo en Viry.
Vía | Autosport
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