Lewis Hamilton

A medida que se suceden las carreras, y ya sólo quedan 2 para que acabe esta temporada, queda más claro que Nico Rosberg no encuentra la forma de batir a Lewis Hamilton en pista. Sí, es cierto que el alemán ha vencido a Lewis en una de las facetas en las que siempre ha destacado, la velocidad a una vuelta, pero no menos cierto es que el porcentaje de Rosberg a la hora de materializar esas poles en victorias es alarmantemente bajo.

En esta ocasión, sin embargo, los problemas que sufrió Lewis Hamilton con sus frenos, que hacían que bloqueara sus neumáticos más de lo normal en las frenadas, parecían indicar que probablemente no lo fuera a tener tan sencillo para doblegar a Nico Rosberg en carrera. Pero vaya si lo hizo. Incluso dio la sensación que le costó poco: al primer intento, logró adelantar a Rosberg en frenada, y se acabó la carrera al frente, por mucho que Nico siguiera apretando al británico.

Me sorprendió bastante que dada la situación de carrera, ni Lewis Hamilton intentara cambiar la estrategia de neumáticos con Rosberg en la primera parada, ni, especialmente Rosberg, que es quien va por detrás en el campeonato, lo intentara en la última parada. Los dos pilotos de Mercedes siguieron estrategias completamente idénticas. ¿Quizás tenían miedo de sus perseguidores?

A estas alturas del campeonato, cuesta pensar que un Mercedes se vea intimidado por un Williams o un Red Bull, pero sí, es cierto que estuvieron bastante cerca durante buena parte de la carrera. Sin embargo, no creo que en ningún caso amenazaran el doblete de las flechas de plata.

Los Williams y Ricciardo, los mejores del resto

Los Williams, como ya viene siendo habitual, parecían ser los más sólidos candidatos a ocupar el tercer escalón del pódium, aunque un soberbio Daniel Ricciardo, otra vez, acabó llevándose el gato al agua con una buena combinación de estrategias acertadas, y adelantamientos en pista certeros. Sé que quedan dos carreras para que acabe el mundial, pero sigo sin cansarme de repetir lo mucho que me está sorprendiendo, para bien, esta faceta de adelantador del australiano.

Daniel Ricciardo

Sobre Williams, poco más se puede decir, más allá de un nuevo fallo con la estrategia. Pero en esta ocasión no creo que fuera un fallo puntual de ejecución de la estrategia, sino un fallo de planificación. Williams se “lió” con las gomas, y optaron por una estrategia que nadie más de los de arriba siguió. Señal inequívoca de que esa no parecía ser la mejor opción. A Ricciardo le bastó jugar con ello para adaptar sus paradas de manera que pudiera ganar la posición en pista a ambos sin mayor esfuerzo.

La carrera de Vettel a contracorriente

Peor suerte corrió Sebastian Vettel, ya que su carrera a la contra por haber salido del pit lane se vio muy perjudicada por una dificultad, que sorprendió hasta al mismísimo Vettel, para encontrar el ritmo que sí fue capaz de marcar en los libres. Su configuración de baja carga aerodinámica para favorecer los adelantamientos en las rectas, sumado al hecho de tener que bregar en tráfico, hizo que Vettel no pudiera encontrar nunca su ritmo… hasta el stint final de la carrera.

Cuando Vettel montó los blandos para esas últimas vueltas a tope, vimos un Red Bull totalmente distinto. A posteriori, e incluso reconozco que lo pensé en su momento, creo que Vettel tendría que haber hecho más stint con los blandos, considerando que al haber sido eliminado en la Q1 disponía muchos juegos de gomas blandas completamente nuevas.

En el momento que Vettel se metió en boxes al salir el Safety Car en la primera vuelta, pensé realmente que lo que se estaba quitando de encima para tener libertad estratégica eran las gomas medias. Pero no, la jugada era precisamente para lo contrario: montar una vuelta las blandas, y no tener obligación de volver a usarlas. Con eso, Vettel planteaba su carrera a dos stints de medias, haciendo una carrera virtualmente a una parada, como hicieron los McLaren (todas las hechas bajo Safety Car no tenían implicaciones reales en tiempo).

Sebastian Vettel

Sin lugar a dudas, la jugada estratégica fue cuanto menos interesante, aunque creo realmente que Vettel podría haber hecho una mejor carrera con otra estrategia. De todos modos, el stint final con blandos de Vettel fue realmente bonito, aunque a efectos prácticos, lo único que le permitió fue acabar exactamente donde estaba antes de hacer esa parada. Eso sí, de no hacerla, podría haber perdido más posiciones, sin duda.

Sí me gustaría destacar especialmente la cantidad de batallas cuerpo a cuerpo que disfrutamos en esta carrera. Aunque los compuestos eran idénticos a los de Rusia, y las temperaturas muy similares, la carrera y el comportamiento de las gomas no tuvieron absolutamente nada que ver. La variedad estratégica fue más que evidente, y cuando hay variedad estratégica, suele haber peleas en pista, más o menos igualadas, pero las hay. Además, Austin es de esos circuitos en que, pese a Tilke, vale la pena ver rodar a un F1. Es de agradecer que de vez en cuando salga un circuito bueno de Tilke, y Austin lo es, sin lugar a dudas.

De entre todas las batallas, me gustó especialmente la que llevaron durante prácticamente toda la carrera Grosjean y Vergne. Pero no por ello hay que olvidarse de las luchas que tuvo Alonso con Button y Vettel, o las muchas que vimos en el pelotón. Sí, hubo menos coches en parrilla, pero vimos más acción que de costumbre. Y eso, siempre es de agradecer.

Nos vamos a Brasil ya este fin de semana, y allí espera mucha lluvia, al parecer. Si alguien necesita lluvia, ese es Nico Rosberg. Sin ningún factor extraordinario, y aunque ya es seguro que el Mundial se decidirá sí o sí en Abu Dhabi, o Hamilton tiene problemas, o Rosberg no ganará este título. Nos leemos después de Brasil por aquí, o durante la espera en mi twitter (@smarcusf1). Y, por supuesto, que no se nos olvide, #ForzaJules.

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