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Los antecedentes de los pilotos de pago son tan antiguos como la historia del automovilismo, pero con la salvedad de que anteriormente los pay drivers desempeñaban un papel secundario. Era simple, los equipos aceptaban el dinero y cedían uno de sus coches para que algún millonario, que presumiera de piloto, corriera un fin de semana. El alquiler del coche no significaba que la escudería se involucrara en las aspiraciones del piloto.

Pero, desde hace un buen tiempo para acá, la figura del piloto de pago ha venido evolucionando hasta establecerse como un elemento de relevancia en la Fórmula 1. Ahora, el piloto «de valija» garantiza buena parte del presupuesto de una escudería y es por ello que se le puede observar como figura principal dentro del equipo. Allí están los casos de Lotus, Sauber, Force India, Marussia y Caterham, equipos que se mantienen con vida por el alquiler de sus asientos. Sin embargo, una característica que todavía persiste, e identifica, al piloto de pago es la falta de resultados, algo que no se puede comprar.

La publicación Motorsport analizó la situación de los actuales pilotos de pago, enfatizando en que ahora son muy importantes porque la Fórmula 1 se ha convertido en un gran negocio donde se mueven grandes cantidades de dinero e intereses de toda índole. Hace cuarenta años atrás, se podía permanecer en la Fórmula 1 con un buen chasis y un motor Cosworth, el dinero no era tan importante como la inventiva, la astucia y la valentía. Ahora todo se ha vuelto tan elitesco que aquel que no cuente con un benefactor cargado de billetes no tiene oportunidad de llegar hasta la Fórmula 1.

Uno de los ejemplos más significativos es el del venezolano Pastor Maldonado, patrocinado por PDVSA, quien llegó a Lotus justo cuando la escudería estaba cerca del colapso financiero. Con sus 30 millones de dólares por temporada, el capital venezolano mantiene con vida a los de Enstone, pero Maldonado todavía no ha logrado puntos este campeonato, así que el retorno de tal inversión no será posible. El aporte de la petrolera venezolana también fue vital para el renacer del equipo Williams ya que según se informa, se pagaron unos 20 millones de dólares para dejar libre a Maldonado, con ese dinero se aseguraron los motores Mercedes, mismos que serán cancelados en su totalidad cuando Bernie Ecclestone entregue al equipo de Grove el bono por sus puntos en el campeonato de constructores. A pesar de sus actuaciones, el piloto venezolano fue confirmado para el 2015, no así Romain Grosjean, quien está a la espera de lo que pueda suceder

Otro piloto muy cuestionado por sus resultados, y por el hecho de lucir inamovible de su sitio, es Marcus Ericsson, quien cuenta con «18 millones de razones» para permanecer en la Fórmula 1. Aunque Ericsson tampoco ha logrado puntos este año, Caterham no desea que su piloto número uno se vaya a otro destino. En contraste, un piloto probado como Kamui Kobayashi debe padecer la humillación de ser desalojado de su monoplaza porque alguien llegó con una «maleta llena de razones» para correr.

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Mientras tanto en Sauber la pelea por atornillarse a los monoplazas es con dinero en mano. El holandés Giedo van Der Garde está presionando para ocupar el lugar de Esteban Gutiérrez y en el equipo suizo están desesperados porque le depositen efectivo en su cuenta bancaria, sin importar las intenciones de los fondos. En contra de Gutiérrez se menciona que el mayor aporte financiero de Carlos Slim va a parar a Force India, unos 9 millones de dólares, para la tranquilidad de Sergio «Checo» Pérez. Mientras la inversión garantice exhibición en las pantalla, la balanza se inclinará hacia el lado más rentable. Y ahora Sauber no es nada rentable desde el punto de vista comercial.

En Marussia también se aplica la filosofía del piloto de pago y es que el presupuesto del equipo se sustenta sobre el aporte monetario de Max Chilton. Así que su lugar en la Fórmula 1 está garantizado mientras tenga su «pasaje en mano» para subirse al monoplaza.

Como se puede advertir, el resultado de toda esta subasta por correr es desalentador. Apenas los puntos acumulados por Sergio Pérez justifican lo invertido. El dilema acá es que las escuderías necesitan dinero para operar con tranquilidad y el piloto de pago trae los fondos, pero no garantiza resultados. Al final de la temporada, el escaso avance, los coches destrozados, las infracciones y el casillero de puntos en blanco se transforman en elementos que forman un círculo vicioso. Porque después de una mala temporada se necesitará de mucho más dinero, así que la tarifa para alquilar los coches se elevará. Pero mientras exista un grupo de selectos pilotos de pago que deseen tomarse una taza de café en la Fórmula 1 entonces seguiremos observando el rostro decadente de la que alguna vez fue considerada la «máxima categoría del automovilismo».

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